sábado, 18 de abril de 2009

EL NAZISMO DESDE SUS LEALES RAICES


El nazismo es una ideología que surge en la Alemania de los años 20 pero que no alcanzará importancia hasta los años 30, momento en que las duras condiciones de paz impuestas en el Tratado de Versalles (1919) se juntan con la grave crisis mundial del Jueves Negro en 1929. A nivel mundial, las democracias liberales quedan fuertemente desacreditadas. La situación mundial parecía dar razones a las reivindicaciones obreras tradicionalmente vinculadas al marxismo y socialistas del siglo XIX. La acumulación de la producción llevó a la quiebra de las empresas, despidos masivos de trabajadores y la situación se agrava aún más.
En Alemania la situación es más acuciante aún, ya que a los devastadores efectos económicos se sumaba la obligación de pagar el tributo de la derrota en la Primera Guerra Mundial, y el descontento popular ante la injusta situación que hacía que las calles se llenaran de manifestaciones extremistas de toda índole.
Los nacionalsocialistas creen principalmente en la determinación biológica como factor decisivo en la definición de las labores que ha de ejecutar un individuo. Identifican al hombre ario con el concepto de hombre creador, viril y guerrero. Y a esta se le reconocen todos los triunfos de la especie humana. Sin embargo, también creen en la ciclidad de la historia, como Spengler, y sostienen que las civilizaciones creadas por los arios decaían y morían una vez sus elementos representativos se mezclaban racialmente con miembros de otras razas. Es decir lo que pasa con la escoria de inmigrantes como en nuestro país. El nacionalsocialismo identifica en la comunidad judía la antítesis del hombre ario, siempre en lucha con él. De allí deriva teorías acerca de la existencia de una conspiración judía para hacerse con el control mundial.
Advierten que muchos de los principales líderes comunistas son también judíos y asimilan ambos conceptos, bolchevismo y judaísmo, en una misma cosa. Los veinticinco puntos del NSDAP no varían desde su creación como Partido Obrero Alemán: expulsar a los judíos, establecimiento y defensa de un cristianismo positivo, gobierno en beneficio del interés general sobre el particular, imponer el orden y acabar con el tratado de Versalles.
Los principales ideólogos del partido cuando éste llegue al poder ya están allí, (Alfred Rosenberg, Walter Darré, Heinrich Himmler, Rudolf Hess, entre otros), así como los elementos que lo caracterizarán también. Una fe ciega en, Hitler, y un enemigo mortal, los judíos. Ya que estos conspiraban y atentaban contra la clase obrera alemana quitando puestos de trabajo a los nativos etc.
En 1919, el austriaco Adolf Hitler, se desempeñaba como miembro de las fuerzas militares de Baviera. Como parte de sus funciones le fue encomendado investigar acerca de un naciente movimiento político: el Partido Obrero Alemán. Una vez convencido de sus principios, se unió a dicho partido haciéndose cargo del área de propaganda. Un año más tarde, el partido publicó su programa: Veinticinco puntos entre los que se contaban el rechazo al Tratado de Versalles, la aspiración a la unidad con Austria en la "Gran Alemania" y a un gobierno central fuerte, y la voluntad de reservar a Alemania sólo para los "verdaderos" alemanes. Este partido no hubiese llegado a más, probablemente, y se demuestra en la gran cantidad de partidos de similares creencias de la época, sin la adhesión de un Hitler idealista y dotado orador, ni sin el apoyo de los poderes económicos y financieros que apoyaron su campaña anticomunista. La agitación comunista en Alemania por aquel tiempo era intensa. Su fuerte carácter pronto lo lleva a capitanear el partido.
Se adoptaba asimismo un nuevo nombre, el de Partido Nacional Socialista Obrero Alemán. Nacía así el partido Nazi, contracción dada por sus detractores, dirigido por el propio Hitler desde 1921.
Tras encabezar un fallido intento de golpe de Estado en 1923, contra la República de Weimar, Hitler es condenado a prisión y recluido en un castillo. Una condena de 5 años, de la que finalmente solo cumplió once meses, le permitió escribir el libro semiautobiográfico Mein Kampf '(Mi lucha)' que pronto se convierte en el elemento que le faltaba al colectivo, un libro casi sagrado. En él declara firmemente su antisemitismo y su anticomunismo y deja claro que los arios son una raza superior a todas las demás.
El crecimiento del caudal electoral nazi llegaría con la crisis de 1929. Aún sin tener mayoría en el Reichstag (parlamento alemán), en 1933 Hitler consigue ser llamado por los sectores conservadores para ocupar el cargo de Canciller de Alemania, con el derechista Franz von Papen como Vicecanciller.
Una vez en el cargo, Hitler decretó nuevas elecciones en medio de una intensa propaganda nazi.
Muy poco tiempo antes de los comicios, el Reichstag fue incendiado. Entonces Hitler culpó a los comunistas, sugiriendo que el incendio era el comienzo de una revolución y sembró el pánico con el objetivo de un mayor caudal electoral.
Finalmente, las elecciones le otorgaron el control del Parlamento, que poco después aprobaba una ley que establecía un poder absoluto a través de medios democráticos. La Ley Habilitante, aprobada con el apoyo de la derecha católica de Von Papen y Ludwig Kaas, Tercer Reich.
Hitler aplicó de inmediato la represión contra un amplio espectro de ciudadanos: judíos (definidos como enemigos de la nación), comunistas, testigos de Jehová, homosexuales y todo aquello que se opusiera a la estrecha definición nazi de la "nación".
La represión la llevaron adelante prioritariamente la SS, fuerzas paramilitares creadas en 1925 y fortalecidas por el régimen, y la Gestapo, policía secreta nazi que respondía a las SS, y que contaba con una densa red de espías y delatores.